Tuve la gran fortuna de nacer en el seno de una familia con pocos recursos y grandes valores. Fueron emprendedores, luchadores y perseverantes, cuyos valores me han constituido en la persona que soy a día de hoy. De ellos aprendí, entre otros, el valor del trabajo bien hecho, el amor a la familia, la honestidad, el respeto a las personas y al entorno, así como una profunda comprensión del mundo de la empresa. Considero a mis padres el primero de los grandes regalos que he recibido en esta vida y desde aquí, les quiero hacer llegar mi amor y gratitud.
Y el segundo son mis hijos, Albert y Carla. Con ellos he aprendido el amor incondicional y han sido una fuente de alegría y un reto de crecimiento constantes. Me siento satisfecha por las personas sencillas, humanas, sanas y responsables en que se han convertido.
En el tramo de camino que ya he recorrido he aprendido de muchas personas y especialmente de Julio Olalla, mi maestro en el Coaching Ontológico, que ha tenido una gran influencia en mi proceso de crecimiento. Él apareció justo en el momento en que yo estaba preparada para verle y despertó la vocación que siempre había estado en mí, convirtiéndola en mi profesión.
He tenido una vida aparentemente fácil o al menos desde fuera, así era. Y aunque la alegría y el positivismo son parte de mi carácter, también he conocido un sufrimiento que no es fruto de factores externos, sino de mi propia personalidad o ego. De entre mis aprendizajes he cultivado aquellos que se han convertido en riquezas, fortalezas y puentes hacia la vida que quiero vivir y también he logrado convivir con aquellos otros, que me han producido heridas y sufrimiento. Agradezco tanto los primeros como los segundos, pues son precisamente estos últimos, los que me han llevado a mi incesante búsqueda por alcanzar aquello que me ayude a vivir mejor, a aceptar y traspasar el dolor propio y ajeno, a caerme y a levantarme, a crecer. En definitiva, a seguir hasta conquistar la paz, el equilibrio y la plenitud en mi vida, inspirando y acompañando a otras personas en su propio camino. He descubierto que la felicidad es algo que se encuentra dentro de nosotros y es una elección personal.
Mi trayecto por las empresas y por la vida, nunca ha sido un camino superficial. En todo lo que he llevado a cabo, me he implicado, me he comprometido y lo he vivido intensamente. Mi formación ha sido y es un proceso continuo a lo largo de mi vida y mi forma de aprender es vivencial, experiencial y de inmediata aplicación. Todo lo que sé y todo lo que soy, lo he sufrido, lo he disfrutado y me he ganado el derecho a hablar de ello y una cierta autoridad para transmitirlo con credibilidad, confianza y aportando un valor añadido fruto de mi maestría en mi vida.
Pienso que tengo pocos conocimientos, pero los que tengo están completamente integrados en mi persona y los llevo a mi vida diaria, en los pensamientos, acciones y conversaciones, conmigo misma, con los demás y con el mundo. Y si este pequeño trocito de sabiduría me ha servido para vivir mejor, humildemente lo ofrezco con el deseo de que también sirva a otras personas.
En mi trayectoria profesional de 30 años, como Directora de Recursos Humanos, como Docente y como Coach, he acompañado a más de 8.000 personas en sus procesos de desarrollo, básicamente en empresas, pero también en el ámbito de la educación y a nivel particular.
Y todo este equipaje que llevo en mi mochila, desde que nací hasta día de hoy, con todo lo que he aprendido y desaprendido, vivido, experimentado, observado y aplicado, reído y llorado, todo esto da forma a este nuevo proyecto personal y profesional que es: El arte de vivir, como paradigma y focalizado en mis dos grandes programas: El poder en femenino y Las redes del amor.